miércoles, 6 de marzo de 2013

¡YA ESTÁN AQUÍ!

El día que llegasteis al mundo me acosté tranquila y bien prontito como a mi me gusta. A la 1.30 h de la madrugada me desperté, como una de las mil veces que me despertaba cada noche para ir al baño, pero ese día fue diferente, solté un líquido antes de llegar.  Entonces supe que ya estabais de camino: ¡Que he roto aguas! chilléComo vuestro padre se acababa de acostar y estaba en el séptimo cielo me contestó: Te habrás meado... Pero yo le volví a chillar: ¡LEVANTAAA! (y fue muy efectivo ya que saltó de la cama).

Como dos novatos mirábamos el líquido... ¿Crees que es pís? No lo sé...  ¿Tú qué crees?... Al final decidimos tirar un papel al suelo para ver el color del líquido (líquido amniótico=rosa, pis=amarillo) ya que justamente nuestro suelo es anaranjado y no apreciábamos el color. Entonces vuestro padre me dijo: Sí, nos vamos al hospital pero antes me tengo que duchar. 

Pese a mi cara de "vámonos ya" se duchó y yo le esperé pacientemente en la puerta con mi súper barriga y mi maletita al hombro. 

En el camino al hospital por la cabeza se me pasó de todo, sobre todo en que por fin ibais a salir. Yo que me había acostado tan tranquila y al día siguiente íbamos a doblar la plantilla en casa...

Tras dejar el coche empapado llegamos al hospital, e hicimos el ingreso sobre las 2.00 h de la madrugada en el hospital de La Salud. Todo fue rapidísimo. Me metieron en la sala de dilatación; la monitorización de los dos, la oxitocina, el valium, y la media epidural (sólo media para que estuviera presente en el parto).

Y entonces llegó "la sorpresa", la matrona me dijo que nuestra amiga la moderna, la ginecóloga, no venía, que no se encontraba bien. (Tendría que haber cambiado de ginecóloga en el mismo momento en que me dijo que era mejor que uno de vosotros no siguiera adelante como ya os conté.) Pero entonces eso me dio igual: ¿Y entonces qué? le dije. Te atenderá la de guardia, me dijo la matrona.

Desde que me dijeron que íbamos dentro, al quirófano, cerré los ojos y me prometí que sería fuerte y que no me desmayaría (otro día os contaré mi desmayo tres semanas antes de casarme al ir a visitar a mi flor de alelí, mi Mª Jo, al hospital).  Hice más fuerza de la que pensaba que tenía y cuando ya pensaba que no podía más, justo en ese momento saliste tú, Jorge. Cuando la matrona me avisó de que te tenía al lado abrí los ojos, y te vi, te vi precioso, ya sé que es muy cursi, pero fue así. Te besé y en seguida se te llevaron. Naciste a las 5 de la madrugada en punto, tan puntual como le gusta a tu abuelo.

Entonces la ginecóloga me dijo: descansamos cinco minutitos y seguimos, me eché hacia atrás para tumbarme pero antes de que mi espalda tocara la camilla me volvió a decir: Continuamos. Y este segundo asalto fue rapidísimo, a los 8 minutos naciste tú Lucas. Contigo no noté el momento en que saliste, tu hermano había abierto el camino y yo no hacía más que preguntarle a la ginecóloga ¿¿¿ya ha salido??? Cuando te pusieron a mi lado te vi tan dulce como ahora sé que eres.



A los dos os llevaron a las incubadoras del Nido por bajo peso y a mí a mi habitación. Sólo os vi un segundo a cada uno, pero no estaba triste, estaba muy contenta porque estabais bien y porque por fin estabais aquí. ¡Os vi tan bonitos!


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5 comentarios:

  1. Qué bonito relato de parto y qué envidia me das :-) Me hubiera encantado poder parir a mis hijos y aún tengo la espinita dentro, otra vez será! (Espero)

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  2. Qué afortunada :-) Es precioso, Sara.

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  3. me ha encantado leer un parto tan bonito! te importa si te pregunto en qué semana nacieron? yo también espero dos (aunque en mi caso mellis) y estoy asstada con que sean muy prematuros

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