jueves, 29 de agosto de 2013

De uno en uno

Mientras yo también estaba ingresada en el hospital, a unos metros pero bajo el mismo techo, todo iba bien. Estaba tan feliz de que estuvierais bien que estaba como en una nube y los tres días que estuve en el hospital se me pasaron rapidísimo entre ir a contemplaros al Nido y las visitas de familia y amigos.

Lo que yo nunca me había imaginado es que me iba a volver a casa sin vosotros. Desde el momento que salí por la puerta del hospital sentí un cansancio y una tristeza que en la vida había sentido.

Cuando llegamos a casa con vuestra mochila, que tanto nos había costado preparar sin abrir, con la casa lista para vosotros pero sin vosotros, me puse a llorar durante horas. Por fin estábamos a solas miarquitectopreferido y yo y podía llorar tranquilamente. Podía soltar los nervios y el miedo que había acumulado.

Al día siguiente fuimos a veros. A las doce empezaba la visita y todos los padres esperábamos ansiosos a que corrieran las cortinas ya que enseguida abrían la puerta. Todos pasábamos a lavarnos las manos respetando el orden de llegada e íbamos corriendo a las incubadoras. Me pasé la hora de visita de incubadora en incubadora sin poder relajarme mirando sólo a uno. No me podía centrar, cuando le estaba cogiéndo la manita a uno quería también cogérsela al otro. 

Así pasamos cuatro días yendo por la mañana y por la tarde a veros hasta que le dieron el alta a Lucas. Por fin pesaba los ansiados 2.200 kg y nos llamaron del hospital bien temparano para comunicarnos que ya podía venir a casa. El irnos con Lucas y sin Jorge fue aún si cabe más difícil que irnos sin ninguno de vosotros porque yo me decía a mi misma que estabais juntos y ahora tenía la sensación de que dejábamos sólo a Jorge.

Cuando Lucas llegó a casa la logística se hizo muy complicada ya que vuestro padre había empezado a trabajar. Así que mientras mi madre se quedaba por las mañanas en casa contigo, mi padre ó mi hermano me llevaban al hospital y por la tarde me quedaba en casa contigo mientras vuestro padre iba a verte a ti, Jorge. Una semana pasamos así, yendo y viniendo como sonámbulos esperando que no hicieras caca antes de que te pesaran y de que por fin llegaras a los 2.200 kg y te vinieras a casa con nosotros.

Pero como todo llega, 16 días después de haber nacido fuimos a por ti, Jorge. El día que llegaste a casa empecé a disfrutaros a los dos. Esa misma noche os dormisteis en mi regazo y en ese momento sentí que no podía ser más feliz.



* Este post va especialmente dedicado a una persona que acaba de ser mamá de dos bebés preciosos, ¡Felicidades Laura!



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